Creemos que toda la Biblia es inspirada por Dios (2 Tim. 3:16). Por eso la estudiamos y enseñamos verso a verso.
Creemos que Dios se reveló de muchas formas (Hebreos 1:1-4) a nuestros antepasados y que en los últimos tiempos lo hizo a través de su Hijo Jesús o Yeshúa como es su nombre en hebreo.
Jesús vino como la Palabra hecha carne (Juan 1:14) y siguió perfectamente las instrucciones de su Padre (2 Co. 5:21).
Jesús cumplió dos propósitos al venir: (1) ser un profeta como Moisés (Deu. 18:18) y enseñarnos la interpretación correcta de la ley de su Padre (Mateo 5:14-20), (2) para entonces calificarse a sí mismo como el sacrificio perfecto, por nuestros pecados y anular el acta en nuestra contra, aceptando el castigo de nuestras transgresiones (1 Jn. 3:4) en nuestro nombre (1 Pe. 2:24).
Yeshúa significa “salvación” en hebreo. Si nos arrepentimos (nos volvemos a Dios) y si ponemos nuestra fe en él, recibiremos por gracia (regalo no merecido) perdón por nuestros pecados y vida eterna.
Tener fe significa, oír y obedecer la voz de Dios (Rom. 2; Stg. 1:22; 1 Jn. 2:4-6; Gn. 15:6, Heb. 11)